13 enero 2007

Esencialmente buenas: Delicatessen

Hoy estrenamos sección nueva, la cara positiva de “Esencialmente malas”, es decir, “Esencialmente buenas”, como sois muy listos, creemos que con el título está todo dicho. Y para abrir sección empezamos con el film de los franceses Jean-Pierre Jeunet y Marc Caro, “Delicatessen” de 1991. En un viejo edificio en mitad de la nada, habitan una serie de inquilinos de costumbres extrañas a los que sólo les preocupa una cosa, alimentarse. El propietario es un extraño carnicero que tiene su carnicería en los bajos del bloque y es él, el que abastece a la comunidad. Pero ésta comienza a alterarse por la llegada de un nuevo inquilino, un payaso que trabajó en el circo y que toca la sierra musical.
Nos encontramos ante una deliciosa película en la que el espectador queda de inmediato hipnotizado, (como nos pasó a nosotros) ante tanta magia, originalidad y derroche de imaginación junta.
Se trata de una comedia negra con enormes dosis de ficción en la que no sólo os hará reír, sino también quedareis atrapados en una sencilla historia impregnada rarezas simplemente geniales. Algunas de sus escenas han pasado directamente a la historia del cine, como la coreografía que se marca el protagonista, el actor Dominique Pinon con otra de las inquilinas, sentado en la cama buscando el muelle del somier que chirría. O cuando el carnicero está haciendo el amor mientras algunos de los inquilinos de la comunidad siguen el ritmo “increscendo” con una tarea determinada, concluyendo el final de la escena con un orgasmo. Un spot publicitario copió ésta secuencia. O la genial escena de los protagonistas en el baño inundado hasta los topes de agua. O la escena final, el onírico número musical de la terraza del edificio.
Artísticamente hablando, la película es toda una lección de cómo hacer cine y un referente a seguir. La fotografía, con esos tonos desteñidos y amarillentos consigue una estética decadente muy lograda. La banda sonora de la película es estupenda. Los decorados son sencillos pero soberbios. El “atrezzo” y vestuario antiguo como de los años 40 es maravilloso; que contrastando con lo futurista de otros elementos hacen que la historia sea en verdad atemporal. Con todo, el conjunto es algo extraño pero evocador, rezumando originalidad por los cuatro costados. La dirección de los actores es espléndida y se refleja en las magistrales interpretaciones. Todos los personajes son peculiares y atípicos, nada de tipos típicos o “guaperas” insulsos a la americana. Y bueno, el uso de la cámara, el montaje y el ritmo nos parecen de crear escuela.
En fin, lo dicho, ésta película es sin lugar a dudas una “exquisitez”, como dice el título del film. Si todavía no la has visto y quieres ver cine, buen cine, no te la pierdas o te arrepentirás...

No es un "ajuste de cuentas", es Pinon ensayando uno de sus numeritos.

Y aquí podéis ver los créditos de la película para que os animéis...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sencillamente... magistral película.Encantadora..emotiva..divertida.Especial atención a la "fábrica de vacas sonoras" y a la soplasta que se forma con el agua y (¿eran ranas?).Un auténtico disfrute.Además...película cortita.Lo bueno,si breve,dos veces bueno.Muy buena película para inaugurar una muy buena sección.