El título del documental que se le ocurrió a Adolfo Giménez, presidente del comité de empresa, hace referencia a una hermosa metáfora sobre la extraordinaria catarata de Iguazú y sobre como acaba con todo lo que navega por ella.
Los mil ochocientos empleados de la empresa de telecomunicaciones “Sintel”, estaban acostumbrados a la lucha (desgraciadamente habitual), para establecer sus convenios. Hasta que un día se encontraron en “la puta calle”. La fraudulenta venta de la empresa, la falta de interlocutores y la nula respuesta del gobierno les obligó a emprender una acción sin precedentes. Se establecieron en un precario campamento bautizado por ellos mismos como “Campamento de la esperanza”, compuesto por austeras tiendas de campaña y chabolas, en el mismísimo centro financiero de la capital y en plena era del capitalismo globalizador. En total, 187 días con sus noches.
Y allí en el madrileño Paseo de la Castellana estuvo junto a ellos el cineasta catalán Pere Joan Ventura con todo su equipo, rodando más de noventa horas de material. (Entrevista en “El diario de Catalunya”, Diciembre 2002: “La película trata un conflicto que sigue existiendo, que está vivo, y en el que está implicado el Gobierno y una gran empresa, que participa en la propiedad de muchos medios. Las últimas manifestaciones de “Sintel” se están silenciando”). Desarrolló el guión junto a la periodista Georgina Cisquella, y decidieron destinar los beneficios de la película a la asociación de trabajadores de “Sintel”, (gran gesto).
Señalar que "El efecto Iguazú" se llevó un Goya en el 2003 en la categoría "Mejor Película Documental"
De vez en cuando, creemos que viene bien mostrar al espectador un trozo de vida real aunque sea condensada en 90 minutos, más que nada, para recordarnos quiénes y qué somos.
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