Han pasado algunos años desde los multitudinarios estrenos de "La guerra de las galaxias", "E.T.", "Tiburón" o "En busca del arca perdida" por ejemplo. De mediados de los 70 hasta finales de los 80 (mi época dorada), ir al cine significaba almenos para mí, todo un acontecimiento. El cine era el de siempre, el de toda la vida. Cines en Alicante como "Casablanca", "Avenida", "Calderón", "Monumental"... estuvieron con nosotros muchos años, y hoy sólo permanecen vivos en el recuerdo de cuatro nostálgicos, entre los que me encuentro. Para los taquillazos de estreno, había que hacer dos colas, una para comprar la entrada y otra para entrar. En estos casos, casi siempre la cola daba la vuelta a la manzana donde se encontraba el cine, y por alguna extraña razón, teníamos los santos "bemoles" de aguantarla con alegría y entusiasmo. La costumbre era ir los domingos por la tarde, y una vez que te adentrabas en la oscuridad de la sala, un atento acomodador (¿qué demonios ha pasado con ellos?) linterna en mano, te ofrecía la mejor oferta disponible en butacas. Aquí no había numeración que valiese, tú te sentabas dónde te diese la gana siempre que estuviera libre. A mí, me gusta estar ya sentado sin que haya empezado ni el "Movierecord" vamos, pero con las inmensas colas que se formaban, eso era difícil, aunque se pusieran a cortar entradas una hora antes de la proyección. En estos casos se usaba un truco infalible que consistía en escudriñar la cola empezando por la cabeza, a la caza de la cara conocida, para que con la excusa, nos adelantara hasta su posición. Siempre funcionaba, bueno si encontrábamos al conocido, claro. Luego, cuando terminaba la peli, podías quedarte a una segunda sesión, o incluso a una tercera si eras un friki del film. Algunos cines ponían programa doble por el mismo precio; podías ver "Alien, el octavo pasajero" y "Kárate a muerte en Bangkok " sin moverte de la butaca. Joder eso sí que era "echar la tarde". Habían muchos más reestrenos que hoy, y estaba en vigor el restrictivo "exclusivamente mayores de 18 años" para las películas violentas o de terror, y el clasificada "s" para las eróticas o las gore. Macho que tiempos...
Puede que sea nostalgia, pero recuerdo que antes, ir al cine, tenía un punto cuasi mágico, social, y si queréis trascendente, sobre todo en los grandes estrenos. Las películas se vivían dentro del cine, con otro sabor y de otra manera. Con "Tiburón", la gente cogió miedo al mar. Con las películas de Bruce Lee, los niños y los que no lo eran tanto, salían de las salas gritando y dando patadas al aire. Eso hoy no pasa. Desde luego la vida ha cambiado mucho, y tristemente con ella también las sensibilidades...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Que nostalgia me ha dado leer el articulo. Muy bueno por cierto.
Me siento mayor.
Publicar un comentario